La más joven es mi madre, Ana Amparo fuerte y luchadora me enseña el juego de la vida. Me parezco en carácter, en físico y en aficiones. Las dos tenemos siempre ganas de aprender, un día estamos cosiendo en el sofá y al siguiente tocando el piano o cantando. Me apoya en cada decisión que tomó y yo a ella. 

 

Las otras dos jovencitas son mis abuelas. La de la derecha es Lolín, la madre de mi padre. Está más en forma que yo pues se pasa el día caminando, menos dos días que va a nadar a la piscina, a sus 92 años. Ella me enseña a perdonar y a amar incondicionalmente. Desde pequeña me cuenta historias y me hace soñar.

 

La del medio es Mari Carmen, la madre de mi padrastro. Ella me descubrió la tradición valenciana y a cuidar de los demás. La de la izquierda es Amparo, la madre de mi madre. De ella heredé el humor tan característico que me define. Dan amor sin esperar nada a cambio, que fácil lo hacen ellas y como nos cuesta a nosotros a veces.

 

Las dos abuelas paternas han perdido a sus hijos, mis dos padres, porqué yo he sido afortunada y he tenido dos padres maravillosos, divertidos y buenos. Por eso yo quiero ser tan fuerte como ellas, superar cada obstáculo con una sonrisa, seguir amando y vivir de lo que me hace feliz, porque no tenemos ni un minuto que perder.